lunes, 19 de julio de 2010








COMUNICADO
DE LA ASAMBLEA DEL CONSEJO NACIONAL DE LAICOS
a la opinión pública nacional

1.- Nosotros, laicos católicos del País, representantes del Consejo Nacional de Laicos de Venezuela y de los Consejos Diocesanos de Laicos, reunidos en Asamblea en Caracas, agradecemos a Dios por el testimonio valiente de fe y de amor de nuestros Pastores, al mismo tiempo que, en comunión con ellos, reafirmamos nuestro compromiso cristiano para obrar movidos por el mensaje de Jesús, y no por otros intereses, dispuestos a denunciar sin miedo todo aquello que va contra los valores evangélicos, que viola la dignidad humana y sus irrenunciables derechos, y a anunciar con entusiasmo, como los primeros cristianos - no obstante las persecuciones, más aún, orgullosos de ellas porque nos asemejan al Maestro - el mensaje del amor.

2.- En consecuencia, queremos alzar nuestra voz en solidaridad con la Conferencia Episcopal Venezolana, su directiva, y en particular con Su Eminencia el Cardenal Jorge Urosa Savino, injustamente denigrados por señalar problemas y verdades que, no sólo ellos, sino también la gran mayoría de los venezolanos sentimos. Además de que no deben renunciar a su vocación y misión de Pastores de la Iglesia, ejercen el derecho constitucionalmente amparado como ciudadanos venezolanos, a la libre expresión de su pensamiento. Rechazamos igualmente las injustas agresiones, por parte de altos personeros del Gobierno, a personas e instituciones, hiriendo inclusive el sentimiento religioso de diversas confesiones y comunidades.
3.- Apoyamos y nos adherimos plenamente a cuanto nuestros Obispos han declarado en la Carta Pastoral con motivo del Bicentenario de la Independencia de la República y en su última exhortación emanada de la reciente XCIV Asamblea Plenaria Ordinaria. Reafirmamos el amor a nuestra Madre la Iglesia, al Santo Padre Benedicto XVI y a su Representante Pontificio en Venezuela, quienes también han sido irrespetados.

4.- Por encima del clima de división, violencia, agresión y hasta odio, las palabras de Jesús nos iluminan y nos llenan de fortaleza y esperanza: Bienaventurados los pacíficos, los que tienen sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los perseguidos… (cf. Mt. 5,1-12) y con Él, pedimos para todos aquellos que nos están ofendiendo y haciendo sufrir: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc. 23,34).

5.- Anhelamos un País en el que se respire un nuevo aire de entendimiento y reconciliación; en el que sean posibles el diálogo, la confianza, la seguridad, la paz, pero ello no será realizable si no lo construimos todos juntos, en el respeto mutuo, en la sinceridad, en la verdad, en la búsqueda del bien común. “Sentimos que Dios y la Patria nos llaman e interpelan, en primer término, a colaborar en la construcción o más bien reconstrucción material y espiritual de la República en un clima de solidaridad y convivencia, que incluya a todos y en la que todos tengamos vida en libertad”. (Carta Pastoral CEV, Bicentenario, 12.01.2010, N.28). Reiteramos, por ello, nuestro compromiso, de palabra y de obra, a involucrarnos en los destinos de la Patria. Soñamos y pretendemos que se respete el derecho de los ciudadanos a pronunciarnos sobre políticas que, en lugar de ser presentadas para debate y decisión ante la nación, van siendo aplicadas con el ejercicio indiscriminado del poder sin considerar a quienes directamente nos afectan.
6.- Este año electoral es una ocasión para salir de la apatía, superar el desaliento y ejercer, libremente, nuestro derecho al voto, revisando las propuestas de fondo de los candidatos que los distintos partidos políticos nos ofrecen, porque nuestra participación activa y consciente tendrá consecuencias en el futuro inmediato. Por ello, nos comprometemos a hacer cuanto esté a nuestro alcance para crear en nuestros propios ambientes las condiciones de participación más favorables, sobre la base del diálogo y el respeto mutuos.

7.- Necesitamos pues, más que nunca, crear y reforzar nuestros lazos de fraternidad, de unidad, con todas las personas de buena voluntad, compartiendo las alegrías y los dolores, las tristezas y esperanzas, los temores y las ilusiones de nuestros hermanos, especialmente los más pobres, y buscar juntos soluciones a los verdaderos problemas que aquejan al País, que día a día ve truncado el futuro de tantos venezolanos. En las actuales circunstancias, y contra la campaña de amedrentamiento, que tiene como objetivo generar tristeza y pasividad y lleva a la desesperanza - sentimientos que son ajenos a nuestra fe - se nos presenta una oportunidad para involucrarnos todos, como Iglesia, en la campaña para fortalecer la esperanza. Dios, el Señor de la historia, no abandona a su pueblo.

8.- Confiamos a nuestra Madre, la Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, nuestras preocupaciones y esperanzas, pidiéndole que interceda ante su Hijo para que nos conceda el don del discernimiento, vigorice nuestra fe y nuestra esperanza y nos inunde con su paz. Para ello, invitamos a todos los laicos del país a intensificar la oración y la reflexión, así como a organizar una jornada nacional en torno a María, en su fiesta, el próximo 11 de septiembre.

Caracas, 18 de julio de 2010

martes, 13 de julio de 2010

Exhortación de la Conferencia Episcopal Venezolana en la XCIV Asamblea Plenaria Ordinaria


Exhortación de la Conferencia Episcopal Venezolana en la XCIV Asamblea Plenaria Ordinaria
DEMOCRACIA Y PARTICIPACIÓN: COMPROMISO DE TODOS

1. Reunidos en la 94° Asamblea Ordinaria del Episcopado venezolano, en el marco de la aplicación del Concilio Plenario de Venezuela y la realización de la Misión Continental, los Arzobispos y Obispos, como hermanos y pastores de la Iglesia, en fidelidad al Evangelio, compartimos las angustias y tristezas del pueblo, sus alegrías y esperanzas, mostrándoles a Jesucristo, único camino de salvación, y contribuyendo a iluminar las conciencias ante las próximas elecciones parlamentarias.

Venezuela: casa de todos

2. La gran mayoría de nuestro pueblo aspira a que Venezuela sea una "casa común", como soñaron los fundadores de la República: amplia, acogedora, tolerante, pacífica y fraterna. Una gran familia que cultive la libertad y el respeto, con un proyecto de país donde quepamos todos y sean respetados plenamente los derechos humanos. Un país que se construya sobre los valores de la paz, la justicia y la verdad, para dejarlo como herencia a las nuevas generaciones. Nuestro pueblo anhela un clima de entendimiento, y reconciliación. Aspira a vivir en un ambiente de armonía, confianza, seguridad y esperanza. Esto sólo lo puede obtener en la medida en que todos trabajemos para alcanzarlo.

3. Necesitamos cultivar el diálogo sereno, como medio necesario para una auténtica convivencia ciudadana, "fruto de la aceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos democráticos: la dignidad de la persona humana, el respeto de los derechos del hombre, la asunción del bien común como fin y criterio regulador de la vida política" (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 407). Es preciso aprender de nuevo a compartir como ciudadanos, a preocuparnos por la entera comunidad nacional, debatiendo entre todos los sectores y resolviendo juntos los problemas en todas las instancias nacionales, regionales, municipales y vecinales.

4. Contradice estos anhelos el clima de violencia y corrupción que reina en muchas esferas de la vida del país, que se ha puesto de manifiesto sobre todo en la inseguridad, las muertes violentas, tanto en la calle como en las cárceles y la escandalosa pérdida de alimentos y medicamentos.

5. La polarización ideológico-política de diversos actores no contribuye a la creación de un ambiente favorable. De los altos mandatarios y de los funcionarios se espera que en sus declaraciones den ejemplo del respeto que merecen todos los ciudadanos. Rechazamos las reiteradas e injustas agresiones por parte del Presidente de la República a personas e instituciones, hiriendo inclusive el sentimiento religioso de diversas confesiones. En tal sentido, unidos al pueblo cristiano, expresamos nuestra solidaridad con el Señor Cardenal, Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas.

6. El pueblo desea vivir en democracia, en estado de derecho, con participación real de todos, en un clima de justicia social y libertad. Así lo decidió en el referendo del 2 de diciembre de 2007. Por eso es absolutamente inaceptable la imposición de un "Estado socialista" que se inspira en el régimen comunista cubano y se ha venido concretando a través de leyes y hechos que desconocen la voluntad popular y la Constitución vigente. Ese proyecto "no sólo toca el tejido material y organizativo del cuerpo social, sino también, y sobre todo, afecta el fondo íntimo, espiritual, del alma nacional" (Carta Pastoral del episcopado venezolano sobre el Bicentenario de la Declaración de Independencia de la República, del 15/01/2010, 20).

Ante las próximas elecciones parlamentarias

7. De acuerdo a la Constitución (cf Título V, Cap. I), la Asamblea Nacional ha de ser el órgano que promueva, reciba y apruebe las iniciativas legislativas a favor del bien común, a través de procedimientos que garanticen la participación de los sectores de la comunidad interesados en la materia. Debe ser también un órgano de ejercicio real y efectivo de control de la Administración Pública, que vele por el uso correcto de los recursos y por el desarrollo de una gestión que satisfaga los objetivos democráticamente definidos. Estas funciones hacen de ella una instancia insustituible en una democracia.

8. La Asamblea Nacional ha de representar al pueblo, en toda su diversidad política y regional, garantizando el estado de derecho. A diferencia del Poder Ejecutivo, está estructuralmente llamada a recibir en su seno posturas políticas divergentes, siendo representativa de todos los sectores y pensamientos. Ha de reflejar y concretar el ideal expresado en el artículo 2 de la Carta Magna: "Venezuela se constituye en un Estado Democrático y social de derecho y de justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político".

9. Ante la necesidad de garantizar el fortalecimiento de nuestra democracia, consideramos de fundamental importancia las venideras elecciones parlamentarias. Ellas son una invalorable oportunidad para ratificar nuestra fe en la auténtica soberanía del pueblo, con espíritu de apertura a la pluralidad de pensamientos, ideas y acciones. Exhortamos a la ciudadanía a comprometerse activamente en la elección de los Representantes a la Asamblea Nacional, a través del ejercicio libre, consciente y responsable del voto el próximo 26 de septiembre. Votar es un compromiso de todos, un grave deber de conciencia ciudadano y cristiano.

Conclusión.

10. Los venezolanos hemos de tener esperanza y confianza. Si grandes son los obstáculos que se han de vencer, mayores deben ser los esfuerzos por la reconciliación, la paz y la solidaridad, especialmente con los más pobres. Para esto contamos con la fuerza de nuestra libertad y el auxilio del Señor Jesucristo, quien nos invita a que todos seamos uno, como el Padre y Él son uno (cf Jn 17, 21).

11. Confiados en la maternal protección de la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de Coromoto, invitamos a todos los creyentes a orar por los destinos de nuestra patria e impartimos con especial afecto la bendición de Dios Todopoderoso.

Firman los Arzobispos y Obispos de Venezuela.

Caracas, 12 de julio de 2010.

miércoles, 7 de julio de 2010

Saludos de Monseñor Santana en la Asamblea 94 de la CEV


ASAMBLEA XCIV ORDINARIA DE LA CEV 7-12 de julio de 2010 SALUTACION INAUGURAL DEL PRESIDENTE DE LA CEV

Señor Nuncio apostólico Mons. Pietro Parolin Señores Arzobispos y Obispos Respetables miembros de las directivas de CONVER, CNL y AVEC Directores Ejecutivos del SPEV Rev. Padre Arturo Peraza, nuevo Provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela Mons. Giovanni Battista Gandolfo, Presidente del Comité para las intervenciones a favor del Tercer Mundo, Sr. Erasto Trujillo y demás invitados especiales Representantes de los Medios de Comunicación Social

Sean bienvenidos todos a esta nonagésima cuarta asamblea ordinaria de la Conferencia Episcopal Venezolana. Montalbán nos recibe envuelto en el esplendoroso verdor de sus montañas y en la atmósfera deportiva que se irradia por el mundo desde el Mundial de la FIFA en Suráfrica. A todos nos cuesta separarnos del pastoreo de nuestras Iglesias locales pero lo hacemos gustosos porque sabemos cuán importante es el ministerio que desempeñamos colegialmente en el seno de la Conferencia Episcopal Venezolana para el fortalecimiento de la comunión eclesial, el dinamismo misionero, el servicio a la unidad y a la convivencia entre los venezolanos.

Agradecemos al Señor Nuncio Mons. Pietro Parolin su presencia y el interés que ha puesto desde su llegada en visitar nuestras diócesis, participar en nuestras celebraciones locales y compartir nuestros gozos, pruebas y esperanzas. Su servicio ministerial y diplomático nos acerca más al Santo Padre Benedicto XVI a quien le agradecemos de corazón el regalo de la creación de un nuevo organismo pontificio para impulsar la Nueva Evangelización. Reiteramos nuestra cercana solidaridad que le manifestamos cuando fijó valerosa y firme Posición ante los abusos sexuales contra menores cometidos por algunos clérigos y fue objeto de injustos ataques tantos a su magisterio como a su persona.

Con espíritu de familia damos la bienvenida al Colegio episcopal a Mons. Jaime Villaroel. El pasado 26 de junio fue consagrado obispo en Margarita, su tierra natal; tomó posesión de la diócesis de Carúpano el pasado sábado 3 de julio y hoy se integra plenamente a la Conferencia Episcopal venezolana. Nuestras felicitaciones también van a Mons. Roberto Luckert por sus 25 años de fecunda vida episcopal, celebrados en compañía de sus hermanos obispos, presbíteros, diáconos, religiosas y de una gran multitud de falconianos y zulianos que le manifestaron el gran amor y adhesión que le profesan. Monseñor, que puedas vencer el comején que te amenaza y seguir sirviendo a tu Iglesia y a tu pueblo por muchos años más con la franqueza y el valor que lo caracterizan.

Nos acompañan en esta sesión inaugural las directivas de la Confederación Venezolana de Religiosos y Religiosas (CONVER), del Consejo Nacional de Laicos (CNL) y de la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC). A Sor Nubia Marín y a los demás miembros de la nueva Junta directiva de AVEC vayan nuestras felicitaciones. La presencia de todos ustedes no es meramente protocolar. Es el signo del compromiso que hemos asumido todos en el CPV de dar mayor ejemplo de comunión, de trabajo evangelizador conjunto y de fraternidad real.

Asimismo presentamos nuestras salutaciones al Rev. Padre Luis Ugalde sj, rector saliente de la UCAB, y al P. José Virtuoso, nuevo rector de esta casa de estudios. Al Padre Ugalde queremos rendirle en esta asamblea un sencillo y cálido homenaje por el gran apoyo que le brindó a la CEV y el invalorable testimonio de liderazgo cristiano en estos 20 años de gestión como rector de la UCAB.

También manifestamos nuestra gratitud al Pbro. Pedro Freitez Romero, quien deja este año su cargo de rector del Colegio Venezolano en Roma, después de ocho años de valioso y fructífero servicio formando equipo con otros sacerdotes. A partir del próximo año lectivo la Hermandad de los Padres Operarios diocesanos se encargará de la dirección del Colegio. Ha sido designado como rector el Padre Carlos Boulanger y el Padre Lope Rubio como director espiritual. Para todos pedimos la gracia pastoral del Señor Jesús el único gran Pastor de las Ovejas.

Los hermanos obispos José Sótero Valero, Felipe González, Cesar Ortega y Vicente Hernández nos han notificado que motivos de salud les impiden participar en esta asamblea. Oremos por su pronta recuperación. El Señor Cardenal Jorge Urosa se encuentra ya bastante restablecido; no obstante un viaje a Roma para atender otras obligaciones no le permite estar con nosotros. Dios mediante se incorporará para la Comisión permanente.

Es propicia la oportunidad para manifestar en nombre de todo el cuerpo episcopal el repudio y rechazo a los calificativos injuriosos con los que el Señor Presidente de la República se dirigió a la persona del Cardenal Urosa. Ni la más elemental educación ni la investidura que ostenta, le permiten al Presidente dirigirse en esos términos a ningún ciudadano ni menos aún al cardenal arzobispo de Caracas, colocado allí no por el capricho de poderes temporales sino por la libre y soberana elección del Santo Padre el Papa, el único que puede nombrar los pastores de la Iglesia católica.

Es lamentable que haya involucrado en esas descalificaciones a Mons. Mario Moronta y a toda la Iglesia local tachirense que, aunque está en la frontera del país, es una de las diócesis de particular relevancia por su fervorosa feligresía, sus numerosos ministros, sus sólidas instituciones y su dinamismo pastoral. A todos nos consta que Monseñor la pastorea en plena comunión con el Santo Padre, de quien es asesor, y con sus hermanos obispos de la conferencia episcopal.

La agenda de esta asamblea presenta, además de los asuntos protocolares y formales, un amplio abanico de temas que giran en torno a la aplicación del Concilio Plenario de Venezuela que se concreta en la Misión Continental, la puesta en marcha del Instituto nacional de Pastoral, los nuevos paradigmas de la catequesis, la mejor preparación de los novios al matrimonio, la realidad educativa y la educación religiosa escolar. También dedicaremos un amplio espacio de nuestra agenda al análisis pastoral de la situación de la Iglesia y del país que haremos público al final de nuestras labores. Consideraremos entre otros el tema de las elecciones parlamentarias del próximo 26 de septiembre.

Finalmente le daremos amplio espacio a la oración, a la reflexión personal y a la formación permanente. Estamos profundamente convencidos de la necesidad de tomar muy en serio las palabras del Señor: "sin mí no pueden hacer nada". La oración y el ayuno son medios de primordial importancia para combatir el pecado, anunciar el Evangelio, santificar y pastorear al Pueblo de Dios que peregrina en Venezuela. Por esta razón hemos querido establecer el día de oración por Venezuela, en fecha cercana al aniversario de la consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento y la fiesta patria del 5 de julio.

El hambre y la sed de Dios de nuestro pueblo quedaron patentes con la reciente peregrinación de la reliquia de San Juan Bosco por todo el territorio nacional. Agradecemos al Padre Pascual Chávez, inspector general y a su Consejo, por tan estupenda iniciativa. Don Bosco es muy popular en Venezuela gracias a la prolongada y fecunda presencia apostólica entre nosotros de la familia salesiana.

Esta peregrinación y el otro gran acontecimiento celebrativo que fue la clausura del año sacerdotal, son signos luminosos mediante los cuales el Señor nos da a entender que está con nosotros, que nos guía como buen Pastor, que aunque estemos atravesando cañadas oscuras nada hemos de temer porque su vara y su cayado nos dan sosiego.

¡Animo, hermanos! Hemos sido enviados como ovejas en medio de lobos. Pero el Señor está con nosotros y nos ha dado "poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias" (Mt 10,1-7). Más puede el amor que la muerte y el dolor. Emprendamos esperanzados bajo la protección de Nuestra Señora del Carmen, que se festeja en este mes en todo el territorio venezolano, las labores de esta nonagésima cuarta asamblea ordinaria de nuestra conferencia episcopal.

Caracas 7 de julio de 2010

+ Ubaldo R Santana Sequera
Arzobispo de Maracaibo Presidente de la CEV

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