FAMILIA, SÈ DISCIPULA MISIONERA
El Departamento de Familia e Infancia de la CEV al momento de prepararse para la celebración del ABRAZO EN FAMILIA 2009, siente el llamado de la Misión Continental que insta a todas las instancias y organizaciones de la Iglesia a ponerse en estado de Misión.
La razón para afirmar que la familia lo mismo que cada cristiano y todas y cada una de las instituciones por ellos formadas son discípulos y misioneros, se funda en los sacramentos del Bautismo y la Confirmación. Por estos sacramentos somos insertos como miembros de un cuerpo que fue creado por Cristo esencialmente para el envío misionero: "Id y anunciad el Evangelio a toda criatura", es la misión dada a la Iglesia y eso implica un mandato universal, que significa "católico", "con un corazón universal, abierto a todas las culturas y a todas las verdades, cultivando nuestra capacidad de contacto humano y de diálogo. Estamos dispuestos con la valentía que nos da el Espíritu, a anunciar a Cristo donde no es aceptado, con nuestra vida, con nuestra acción, con nuestra profesión de fe y con su Palabra". (Documento de Aparecida 377)
El llamado que nos hace Jesús a la obra misionera exige como paso indispensable y previo la llamada a ser discípulos, es decir exige ponerse a la escucha de su palabra. Hay "un encargo muy preciso: anunciar el evangelio del Reino a todas las naciones" (cf. Mateo 28, 19; Lucas 24, 46-48). Por esto, "todo discípulo es misionero, pues Jesús lo hace partícipe de su misión al mismo tiempo que lo vincula a Él como amigo y hermano. Cumplir este encargo no es una tarea opcional, sino parte integrante de la identidad cristiana". (Documento de Aparecida 144)
Creemos firmemente, tal como nos lo afirma el documento de Aparecida que la familia como célula básica de la Iglesia, tiene un lugar y una misión innegable en la puesta en práctica del mandato misionero de Jesús. La historia de América Latina así lo confirma. La familia es llamada "patrimonio de la humanidad, por el Papa Benedicto XVI, pues "constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños". Es innegable que la fe de nuestros pueblos se enraíza en la función educadora que ha ejercido la familia en los momentos más difíciles de nuestra historia latinoamericana, como dice Aparecida "Ella ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos". (Documento de Aparecida 114). El gran tesoro de la educación de los hijos en la fe consiste en la experiencia de una vida familiar que recibe la fe, la conserva, la celebra, la transmite y testimonia. (Documento de Aparecida 118).
Frente al desafío de la Misión Continental la Pastoral Familiar de cada una de las Iglesias Particulares debe asumir el fundamental compromiso de ayudar a la familia a recuperar esa función educadora que le ha sido siempre esencial y se encuentra en grave peligro de desaparición por la fuerza avasallante de un estado omnipresente y una cultura exclusivamente secular. Para que la familia llegue a ser la "Iglesia domestica" y "escuela de la fe" y "ayudar a los padres a ser los primeros catequistas de sus hijos, la pastoral familiar debe ofrecer espacios formativos, materiales catequéticos, momentos celebrativos, que le permitan cumplir su misión educativa". A ella corresponde "introducir a los hijos en el camino de la iniciación cristiana". (Documento de Aparecida 302)
En este impulso que se quiere dar a la familia en este tiempo misionero hay que contar como aliados indispensables como son la Escuela y la Parroquia. Es imposible no contar con La Escuela como un aliada necesaria de la familia en su tarea educativa con la misión específica de acompañar, no sustituir, a los padres de los niños y niñas, y a los adolescentes y jóvenes en su proceso de formación humana y cristiana y capacitarlos para poder defenderse y tener éxito frente a todos los desafíos del medio social. Por esta razón consideramos que los maestros, como ha sucedido siempre en el desarrollo del Programa del Abrazo en Familia, tienen un papel de primera línea para lograr los frutos deseados en el trabajo dinamizador de la familia.
El Documento de aparecida nos invita a dirigir una mirada especial a la Parroquia como "célula viva de la Iglesia" colocando la "dimensión comunitaria como algo "intrínseco al misterio y a la realidad de la Iglesia". La Parroquia, en cuanto célula viva de la Iglesia y de una Iglesia que es comunión y participación, es el lugar privilegiado para que los fieles cristianos puedan llegar a "una experiencia concreta de Cristo y de su Iglesia". Allí ha de encontrar la familia el más firme apoyo para vivir el sentido de comunidad, de comunión y solidaridad por "la inmensa variedad de situaciones, de edades, de tareas" que encuentran su complementación en la espiritualidad de comunión".
Al elaborar este subsidio pensado para la realización del Abrazo en Familia, lo ponemos en manos de agentes pastorales, de catequistas, de maestros y les pedimos ante todo ponerlo al servicio de la obra misionera que se planifica en cada Iglesia diocesana y parroquial. Queremos que el Abrazo en Familia 2009 contribuya a formar familias que en sus respectivas comunidades sean entusiastas e insustituibles colaboradores de sus pastores en el anuncio de Jesucristo y de su Evangelio.
Mons. Ramón Linares Sandoval
Obispo de Barinas
Presidente de la Comisión Episcopal de Familia e Infancia.
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